Nació en Luján de Cuyo, en 1951. Recibió el premio Vendimia
de Poesía por poemas de su libro Canción para un sobreviviente (1998). Ese
libro, además, recibió una mención en las XXVII Justas Poéticas de Dueñas (Palencia.
España, 1993). Con su novela La Juana
Díaz obtuvo una mención especial en los Premios Regionales de la
Subsecretaría de Cultura de la Nación (1994) y con su novela Los amantes de Rimbaud ganó el Premio
Diario Uno-Alfaguara: Antonio Di Benedetto (1998). Otros de sus títulos son Cuentos para Simón (2016) y Criaturas imperfectas (2016). Es,
además, autora y directora de obras de teatro infantil y para adultos.
* * *
Llueve.
Algunas estrellas suburbanas
humean en el asfalto del viento
y se inmolan como anclas de luz
entre la niebla.
No quiero escribir solamente palabras.
Llueve como antes
sin embargo
cuántas cosas han pasado
desde que el invierno cayó en nuestro
camino.
No quiero escribir solamente palabras.
La piel
los huesos
así me sangra la boca
y así la frente
cuando busco por el fondo de la noche
tu voz que se aleja y no quiero
escribir
solamente palabras.
*
el último ángel
De qué hablamos cuando hablamos
de amor.
R.Carver
Cuando el alma trepa hasta la espalda
de los dioses
y desde esa altura
ella misma es Dios.
Y más allá del Olimpo
–acá abajo nomás–
el alma inicia su hambre de cuerpos
para dar de amar su violento
resplandor,
su leche de bienaventuranzas,
y alguien se dice:
Al amor, defenderlo,
con uñas, dientes, brazos de remero,
dolor de ovarios, de próstata, de
huesos.
Con su perfume a delirio
a heroica inocencia
a sublime y aterradora maravilla
de sábanas mojadas de sexo con deseo
que sin saberlo proclaman
que no es la muerte el opuesto de la
vida
sino el sexo.
Del amor humano, hablo,
con su sudor de cuerpos enlazados
que sueñan ser uno
desterrando los irremediables días de
oficina,
familias vinculares, divanes de
terapia,
mundos demenciales,
rutinas asfixiantes;
cabalgando furias, soledades,
impotencias de querer ser y no ser,
miedos.
Al amor defenderlo, digo,
de sus tan humanas
pedestres miserias
con una respiración boca a boca
que le detenga la muerte
al corazón.
Al amor defenderlo,
como a una bandera sucia y transpirada
en la última batalla
que con seguridad perderemos.
Aunque nos quedará el goce
el feroz regocijo
de haber bebido a fondo blanco
de cada una de sus uvas,
de haberlo defendido
como al último ángel.
*
la vigilia es
casi siempre una sábana sucia
donde los aprendices de mago
enjugan sus lágrimas.
*
como a un graffiti nos borrarán el
tiempo y la lluvia.
sobre todo el tiempo,
ese piadoso verdugo.
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